martes, abril 16

Crece problema del comercio informal, al amparo de abogados

Aprovechan la necesidad de los comerciantes para venderles trámites de amparos que no prosperan y deben solicitar periódicamente.

Édgar Escamilla

Poza Rica, Ver.- Ambulantaje crece en el centro de la ciudad a la sombra de abogados que han encontrado un importante nicho de mercado tramitando amparos para que las autoridades municipales no puedan retirarlos, pero al ser provisionales, tienen que estar recurriendo de forma periódica a esta estrategia; así, ni el Ayuntamiento puede cobrarles impuestos por la actividad, ni los comerciantes tienen certeza sobre los espacios.

Al final de la administración municipal anterior, la entonces Dirección de Comercio estimaba un promedio de tres mil comerciantes ambulantes dispuestos en diferentes puntos de la ciudad; principalmente en la zona centro.

Sin embargo, a 20 meses del actual gobierno, el problema es tal que los comerciantes se han apropiado no solo de banquetas, sino también de las calles, implicando un riesgo para automovilistas y transeúntes.

A pesar de que se han realizado campañas en fomento de la regularización del comercio y operativos para el retiro de los puestos semijos en la vía pública, el Gobierno enfrenta ahora una problemática mayor, fomentada por abogados que les tramitan amparos.

Vanessa Balderas Sánchez, edil comisionada en Comercio, comentó que el año pasado recibieron un promedio de 80 amparos de parte de los comerciantes ambulantes y semifijos para evitar ser removidos de las calles y este año van cerca de 20.

Estos abogados, a sabiendas de que no ganarán la protección de la Ley, insisten en tramitar los amparos a sus clientes, que tendrán que volver a solicitar en un corto periodo, ya que existe el antecedente de un Juez federal que determinó que el Ayuntamiento es el único responsable de la expedición de permisos para la actividad comercial en la vía pública.

El problema es que la autoridad municipal, en ese tiempo, está impedida para retirarlos, mientras continúan obstaculizando el paso peatonal en esquinas, rampas para sillas de ruedas y accesos a locales establecidos.

Esta situación ha permitido la ingobernabilidad en el centro de la ciudad, que se ha convertido en un inmenso tianguis, afectando con ello la imagen urbana y la movilidad de peatones y automovilistas.

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