viernes, marzo 29

Lamentable la revictimización

Entre Periodistas

Por Andrés A. Solis*

 

Lo de menos es una vez más la pésima reacción del gobierno federal luego del asesinato de mujeres e infantes de la familia Lebarón, la enésima agresión contra esta familia; lo lamentable es la forma en cómo varios medios han hecho su “cobertura periodística”.

Este tipo de sucesos vuelve a poner en la agenda pública la miseria en la que algunos periodistas y medios se mueven en una absurda intención de informar poniendo por delante su interés comercial.

Si, es cierto, es un suceso que debemos difundir y explicar, pero eso no significa que tengamos derecho a vulnerar los derechos de las personas y especialmente los derechos de la infancia.

Pobres medios y periodistas que se creen defensores de los derechos humanos, pero su manera de hacer periodismo los pone justo en el lado opuesto.

¿Por qué cree un periodista, se llame cómo se llame, que tiene derecho a entrevistar a las víctimas y querer interrogar a menores de edad que vivieron el peor día de su vida?

¿Por qué otros medios retoman esas entrevistas y las vuelven su nota del día, destacando que “los niños Lebaron están traumatizados”?

Y encima publican fotos de menores en el hospital como si con eso quisieran demostrar que hacen un trabajo profesional.

Varias veces en este mismo espacio he hablado de que hacer periodismo y ejercer el derecho a la libertad de expresión y de información no significa que tengamos una licencia exclusiva para violentar los derechos de las personas.

Medios y periodistas olvidan que además de la carta universal de los derechos humanos, hay una convención que protege los derechos de la infancia, pero insisten en quererse escudar en el derecho a la libertad de expresión cuando su incapacidad profesional y su podredumbre humana no les da para más.

Y en vez de informar, llevamos horas con “notas” que siguen destacando que estos menores de edad atestiguaron el asesinato de sus madres y hasta se van de boca poniendo cualquier cantidad de calificativos y valoraciones morales abismalmente lejanas de los principios deontológicos más reconocidos en el periodismo internacional.

Una poco brillante lectora de noticias en radio incluso se molesta con el alcalde de Aguaprieta, Sonora cuando le responde que él no sabe si detuvieron o no a algún presunto involucrado en estos hechos.

  • “Entonces usted desmiente la detención”, reclama la del micrófono.
  • No desmiento, lo que yo le digo es que yo no tengo información, ni nos toca”. Respondió el alcalde.

Y “entrevistas” de esta naturaleza con personas que no estuvieron en el lugar, con sesudos analistas que pretenden explicar lo sucedido, pero que sólo siguen vulnerando los derechos de las víctimas.

Y luego hay periodistas que se preguntan y se enojan cuando la sociedad no se indigna cuando agreden a cualquier periodista.

Este tipo de “coberturas” responden a ese descrédito social que vivimos las y los periodistas en general, por culpa de estos colegas de tanta pobreza ética.

 

*Periodista, autor del “Manual de Autoprotección para Periodistas” y de la “Guía de buenas prácticas para la cobertura informativa sobre violencia”.

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