martes, abril 16

Reestructura sin estructura

 

  • Por Teresa Carbajal

 

Cada vez que estrenamos Gobierno, comienzan las quejas acerca de que el anterior nos dejó tan endeudados que no nos queda más que reestructurar la deuda.

Recuerdo también que allá por el año de 1994 nuestro país padeció una severa crisis que afectó incluso a quienes no tenían deudas; pues a los titulares de créditos hipotecarios que estaban al corriente, se les ofreció –muy ingeniosamente- un “rescate” para no caer en moratoria.

El hecho consistía no en condonar la deuda, sino en hacer un refinanciamiento de la misma, con nuevo plazo y monto de la mensualidad pero sin quitas ni disminución de saldos insolutos. Hubo dolo en la “ayuda” ofrecida: como la capitalización de intereses, y consecuencias más severas de las que tendría incumplir el crédito original, como ya no poder renegociar un incumplimiento, sino tener por vencido el plazo total de manera anticipada ante el impago de dos mensualidades como máximo.

Parte de este fraude que resultaron las reestructuras, dio lugar a que algunos aceptaran firmar su deuda en UDI´s (unidades de inversión) cuyo valor en aquella fecha era de un peso pero al día de hoy es de 6.24 pesos, digo engaño porque se ocultó a los clientes bancarios, que la conversión de los créditos de pesos a UDI´s era una protección de los bancos ante la inminente pérdida del valor adquisitivo del dinero, pues esta unidad anualmente variaría su valor para el efecto de aumentar y nunca disminuir.

Así, quienes reestructuraron quedaron “peor parados” en relación a quienes no lo hicieron y resistieron la crisis; pues mientras los primeros siguen pagando sus créditos, los segundos pudieron renegociar el adeudo con quitas y condonaciones importantes.

En fin, debe quedarnos claro que reestructurar, no es una segunda oportunidad para pagar, sino aceptar un nuevo crédito.

Revisando mi material de consulta en temas de educación financiera, para buscar la definición del término: reestructura, volví a reflexionar sobre lo que dije hace algunos años, cuando a Duarte se le ocurrió refinanciar mediante la firma de un convenio con Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros (BANSEFI) los préstamos de financieras a los maestros adheridos al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) cuyos pagos mensuales eran cargados a su nómina. Carecemos de apoyos informativos y educativos desde temprana edad en temas de educación financiera.

Ya es tiempo de que el Estado reconozca, mediante acciones afirmativas el grave perjuicio que nos ha ocasionado por generaciones, al dejar de cimentar nuestra educación básica en el manejo correcto de las finanzas personales, convirtiéndonos en deudores.

Hace unos días pregunté a nuestro Secretario de Educación Zenyazen Escobar si los libros de texto gratuito que por cierto serán entregados a destiempo de la entrada a clases, preveían esos contenidos… sigo esperando su respuesta.

¡El silencio no ayuda! y el tema es relevante porque los niños del ayer son los Diputados de hoy, que por cierto acaban de aprobar la reestructuración de la deuda de los veracruzanos.

 

¡Pregunte 2281148502, es mejor tener dudas que deudas!

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