La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) ha ratificado la presencia de dos mexicanos entre los 25 tripulantes del buque secuestrado en aguas internacionales del Mar Rojo.
Desde el conocimiento de este lamentable hecho, el gobierno mexicano, a través de la cancillería y su Embajada en Arabia Saudita, ha emprendido acciones diplomáticas para verificar la situación de la tripulación. Además, se ha establecido comunicación con representantes de embajadas de otros países involucrados, buscando información y gestionando esfuerzos para la liberación de los secuestrados.
La crisis internacional se intensifica con Israel describiendo el incidente como un «acto de terrorismo iraní», con implicaciones en la seguridad marítima a nivel global.
Los hutíes de Yemen, aliados de Teherán, han tomado el buque, generando versiones contradictorias sobre su nacionalidad entre las autoridades israelíes y los propios hutíes.
Japón, a través de su gobierno y la empresa operadora Nippon Yusen, está haciendo llamados para la liberación inmediata del Galaxy Leader, propiedad de una empresa vinculada a Ray Shipping con sede en Tel Aviv.
Nippon Yusen ha creado un equipo de trabajo para recopilar información sobre la seguridad de la tripulación compuesta por ciudadanos de Filipinas, Bulgaria, Ucrania, Rumania y México. La preocupación se centra en la seguridad de las rutas marítimas, ya que el buque, destinado a India desde Europa sin carga, es vital en este contexto.
Los hutíes han amenazado previamente con atacar barcos israelíes en el Mar Rojo y el estrecho de Bab al-Mandeb, lo que ha generado inquietud a nivel internacional y ha llevado a Estados Unidos a seguir de cerca la situación.
Israel ha desvinculado su participación con el buque, calificando el suceso como un acto de terrorismo iraní.
La incertidumbre persiste respecto a la seguridad de la tripulación y el desenlace de esta situación, que mantiene en vilo a la comunidad internacional.